Diez minutos despues la guagua amarilla, esta vez sin aire refriigerado i unos quince pasajareros, hombres i mujeres de 18 a 75 de edad.. Toda una gama generacional, que me llamo la atencion por sus atuendos un tanto alicaidos.
A mi lado una anciana vestida con pantalon i blazer negro escuchaba su radio de transistores Sony con un audifono. Sentados al frente, tres mozalbetes, dos flacos i una con figura de manati, hablaban de esos artistas favorecidos por el segmento poblacional de barriadas, caserios i chabolas e intercambiaban 'melodias' de basura reguetonera.
Mas al frente, una negra con aspecto de Tia Gemima, predicaba la palabra del senhor a diestra i siniestra. Siempre hablan la misma mierda con ejemplos tan pendejos, que uno lo que siente es un gran deseo de mandarlos al carajo con cagada de madre como bono.
Los primeros no se callaron en todo el trayecto. El de la voz cantante era el mas pintoresco, puro caserio, hacia mil morisquetas por cada dos palabras con los gestos, manerismos simiescos clasicos del regueton i sus seguidores con oraciones de cinco palabras maximo.
Llegados al terminal de guaguas del Criollo Pais, por un sendero de concreto, arropao de asfalto i estructuras como cajas de fosforos verticales u horizontales, cada quien bajo. El manati i su acompanhante se montaron en pisicorre hacia Cayey i el otro en la de Juncos.
Me encamine hacia la calle Padial, detras de la alcaldia, una entre otras que recuerdo con afecto desde la infancia, aun mantiene su encanto. Entre calle i calle observe con tristeza que LA ASTURIANA, una panaderia legendaria, paso a mejor vida. Decadas atras LA CATALANA en la calle Vizcarrondo, corrio la misma suerte.
Un pais que no produce nada, cuyos rones se destilan con melaza importada, pierde irremisiblemente a lo largo i lo ancho lo unico que en verdad podia distinguir un poblado de otro...sus panaderias...
Caminando, llegue a la calle Betances i libe en el oasis de la esquina con Padial. Prosegui, llegando al Cafe Crema, donde Eliezer me recogio no lejos del cementerio del Criollo Pais.
Decidi caminar despues de estar sentado mirando uno de los diarios insulares , a casa de mi finada tia en la calle 16 en Villa del Rey. El viaje a pie tomo 45 minutos. En el balcon se encontraba, Angela, mi prima, quien no me reconocio hasta que le indique par de nombres familiares, luego de lo cual se alegro un poco, invitandome a entrar i saludar a Vitin su esposo.
Hablamos por 90 minutos, poniendome al dia respecto a ese lado familiar,
escaso numericamente i con las muertes i demas mas pequenho aun. Mi familia i la de ellos al sumarlos todos no llegaba a veinte en sus mejores tiempos.
Los familiares del lado paterno siempre quisieron representar lo que no eran, siendo los unicos que se mudaron a urbanizaciones que escasamente podian pagar en la decada de los sesenta.
Siempre percibi que se creian mejores a nosotros por tal motivo, pero aun asi les tuve/tengo un afecto que a veces me resulta inexplicable dado mi temperamento siempre alerta para percibir todo tipo de desaires i actitudes de superioridad, que por otro lado no afectan mucho cuando se tienen las herramientas para el analisis, subjetivo o no.
Tuvieron una pareja de hijos. Milly era muy hermosa, murio a los 25, con una rara i abrupta enfermedad que no recuerdo. Marcos era un dandy que cometio una torpeza garrafal al llevarse Migdalia estando en escuela superior por que no era aceptado por los padres de esta. La comemierda es contable i vive en la Florida. Procrearon cuatro hijos durante el escabroso matrimonio.
La inmensa tristeza que percibi en Angela, una mujer que en su momento poseia una hermosura sin igual, ademas de ser alegre, debe ser consecuencia de la vileza del Marcos, quien no les dirige la palabra por negarse a sosterner sus habitos licoreros.
De regreso a lo de Eliezer, decidi atrechar por Turabo Garden, un caserio de lo mas mono, bien cuidado. Me asombro la cantidad de gente a ambos lados de la calle. Lo desconcertante fue cuando alguien comenzo a vocear AZULES I COLORAS, diez pasos mas adelante PERICO!
Me causo alguna alegria lejana que a los sesenta ya no se me percibe como un rentas internas, cosa que me ocurrio en infinidad de ocasiones cuando iba a capear yerba, aun en companhia de Marcos, cuyo mal genio arruino su vida i las de sus parientes.
Una vez de regreso en casa de Eliezer, brindamos con Palo Viejo, Clan McGregor i Medalla, de chaser. La bebedera termino eventualmente con pasteles de masa i arroz con gandules, algo poco usual en esta epoca festiva.
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